“1866. El Carnaval comenzaba en los primeros días de enero.
El juego de agua era
prácticamente universal. Las calles quedaban desiertas los tres días a las horas
en que el juego con agua se permitía. Viejos y jóvenes, hombres, mujeres,
negros y blancos, criollos e inmigrantes, ricos y pobres, gobernados y
gobernantes, jugaban con bombas, baldes de agua y huevos……
¿Qué más se tiraban los combatientes? En
ocasiones con huevos de gallina o gaviota o los muy tempranamente prohibidos
huevos de avestruz, prácticamente mortales, piedras a cuenta de huevazos,
harina y polvos coloreados, tarros, cajas de
lata, canastas, vejigas, frutas, aguas sucias, bolsas de arena y cal,
almidón, pintura ¡y hasta gatos!”
José P. Barrán – “Historia de la Sensibilidad del
Uruguay”
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