Un poco más
tarde, a medida que vaya creciendo, los cuentos favorecerán otros aprendizajes
igualmente necesarios, como el descubrimiento del universo simbólico que
identifica a su comunidad, en el caso de los relatos populares. Por tanto,
entre las posibilidades educativas más interesantes que ofrecen los cuentos se
pueden señalar las siguientes:
- El desarrollo de la capacidad
de atención.
- La adquisición de la narración
como un proceso, y la comprensión de las secuencias como un esquema
narrativo.
- El estímulo del pensamiento
imaginativo y creativo.
- El aprendizaje de los conceptos
de causalidad y consecuencia.
- La transmisión de relaciones sociales y afectivas.
- La inmersión en la cultura
popular.
- La resolución de los conflictos psicológicos que
presenta el desarrollo afectivo.
Para los
niños, los cuentos y las historias son ventanas que se abren al mundo exterior.
Los cuentos populares, por ejemplo, se siguen contando mucho tiempo después de
haber surgido. Con ellos, el mundo exterior se llena de grandes aventuras, de
príncipes heroicos y de hermosas princesas. Pero también cuentan con ogros y
monstruos con los que se debe luchar para lograr comprender la realidad que nos
rodea. Los cuentos populares son alimentos
para el alma del niño, estimulan su fantasía y cumplen una función terapéutica;
primero, porque reflejan sus experiencias, pensamientos y sentimientos; y,
segundo, porque le ayudan a superar sus ataduras emocionales por medio de un
lenguaje simbólico, haciendo hincapié en todas las etapas -periodos o fases-
por las que atraviesa a lo largo de su infancia.
Bruno Bettelheim, en su “Psicoanálisis de los cuentos de hadas”, afirma que: “A través de los siglos (si no
milenios), al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y
han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han
llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana
y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la
del adulto sofisticado. Aplicando el modelo psicoanalítico de personalidad
humana, los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e
inconsciente, sea cual sea el nivel de funcionamiento de cada uno en aquel
instante. Al hacer referencia a los problemas humanos universales,
especialmente aquellos que preocupan a la mente del niño, estas historias
hablan a su pequeño yo en formación y estimulan su desarrollo, mientras que, al
mismo tiempo, liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones. A
medida que las historias se van descifrando, dan crédito consciente y cuerpo a
las pulsiones del ello y muestran los distintos modos de satisfacerlas, de acuerdo
con las exigencias del yo y del super-yo” (Bettelheim, B., 1986, p. 12-13).
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